Obispos Carta Pastoral: un mensaje para la Navidad En el marco de la 181° Reunión de la Comisión Permanente, los Obispos comparten un mensaje para la Navidad “En un país de sombras, una luz brilló” (Isaías, 9,1), como así también la Carta Pastoral del Obispo de Goya Adolfo Ramón Canecin.
‹‹ En un país de sombras, una luz brilló ›› (Isaías 9,1) En el esperanzador tiempo navideño, nuestro corazón presiente una buena noticia y nuestra mirada se fija en el pesebre. La Navidad, para la mayor parte de nuestro pueblo, es un canto a la vida.
Es verdad que a veces algunos olvidan su sentido religioso, pero igualmente Dios hace oír su mensaje de amor y su llamado a trabajar por un mundo mejor. Para muchos no creyentes, no deja de ser un signo que invita a la fraternidad y a ser buenas personas.
Jesús se acerca a nosotros como un niño pobre, al lado de su madre buena y de su padre obrero. De ese modo, le dice a cada uno de nosotros: “Aquí estoy con vos.” ¿Cómo no darle un lugar en el corazón? ¿Cómo no seguir teniendo esperanza?. Al mismo tiempo, el Dios hecho hombre nos recuerda cuánto vale cada ser humano. Así nos convoca a luchar por la justicia, a construir la amistad social, y a ser solidarios con los más pobres.
Los últimos de la sociedad son los que más sufren por las dificultades económicas que vivimos.
También son los más afectados por la inseguridad, porque no tienen recursos para defenderse. Además, la inequidad es una causa permanente de violencia y América Latina es el lugar del planeta donde hay mayor inequidad.
Por otra parte, no podemos ignorar un notable cambio cultural. Los sueños e ideales que se proponen a los jóvenes no tienen que ver tanto con la defensa de los más necesitados, con la ilusión de formar una familia, con la justicia y con la cercanía a los pobres, sino con el consumo sin límites, con el desinterés por el sentido profundo de la vida y con el olvido de los grandes valores. ¿Qué nueva sociedad podrá surgir si ésa es la humanidad que promovemos? Confiamos en que la grandeza de ánimo de los jóvenes pueda reaccionar ante esta imposición de un estilo de vida que sólo trae más tristeza e insatisfacción.
A treinta y cinco años de la recuperación de las instituciones de la República, quisiéramos proponer.
una democracia que no olvide las auténticas raíces cristianas y culturales, y que cuide especialmente el trabajo y la educación. Invitamos a escuchar este llamado de la Navidad y a soñar otro destino para todos los argentinos.
Confiamos en que la Virgen de Luján transformará estos tiempos difíciles en tiempos de esperanza.
Que Dios en estas Fiestas, los encuentre unidos en familia, los bendiga y los llene de su paz.
(* Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina).
Carta Pastoral Navidad 2018
“El Misterio del hombre sólo se esclarece en el Misterio del Verbo encarnado” (GS 22)
Leemos en el libro del profeta Isaías: “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz” (Is9, 1). Esta afirmación del profeta, dicha hace muchos siglos y en circunstancias particulares del Pueblo de Israel, encuentra plena aplicación y vigencia en nuestros días.
1)-El pueblo que caminaba en las tinieblas. Densas y oscuras tinieblas se ciernen hoy sobre muchas personas, pueblos y la humanidad toda; cegando, obstaculizando y en algunos casos impidiendo al hombre: abrirse, descubrir, reconocer y valorar.
- Abrirse a la trascendencia, descubriendo y experimentando el amor de Dios como Padre, reconociéndonos sus hijos.
- Descubrir la identidad, el sentido y la vocación plenamente humana de varón y mujer, con la que fue llamado y bendecido por Dios al ser “su imagen y semejanza” (Gn 1, 26).
- Reconocer la misma naturaleza humana, común a todo hombre, llamado a vivir como familia humana, donde todos somos hermanos. -Valorar la Creación como la “casa común” que debemos cuidar y administrar, pensando que los bienes de la tierra tienen un destino universal para todos los hombres, de hoy y de las futuras generaciones hasta el fin de los tiempos.
2)- Ha visto una gran luz. Dice el Evangelio de San Juan: “La Palabra- el Verbo era la luz verdadera que al venir a este mundo ilumina a todo hombre” (cf. Jn 1, 9). El que nace en un pesebre y es la Navidad declara: “YO SOY la luz del mundo” (Jn 8, 12). Como cristianos, discípulos- misioneros de Jesucristo, estamos llamados a vivir y a caminar en la luz: “el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida” (Jn 8, 12). “Dios es luz, y en el no hay tinieblas…si caminamos en la luz, como como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros” (1 Jn 1, 5 ss). “El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar.
Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ella, sin saber adónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido” (1 Jn 2, 9-11).
3)- Y la Palabra-Verbo Luz- se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (cf Jn 1, 14). La Virgen María, acompañada por la obediente, fiel, valiente y silenciosa cercanía de San José, hizo posible la entrada de la luz en el mundo y en la historia y nos la ofrece a todos y a cada uno, para “esclarecer nuestro misterio”, capacitándonos a vivir como hijos en el Hijo de Dios; hermano de todos los hombres, en una armoniosa relación de señorío consigo mismo y como cuidadores y administradores de la casa común.
¡Recibamos la Luz! ¡Compartamos la Luz! ¡Vivamos y caminemos sino dalmente como hijos de la Luz! ...pues el “misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22).
¡Feliz Navidad! ¡Fecundo Año Nuevo 2019!
Jueves, 13 de diciembre de 2018
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