En primera persona Georgina Barbarossa relató detalles desconocidos sobre el asesinato de su marido, Miguel "El Vasco" Lecuna  En una nota con Andrea Rincón, Georgina Barbarossa relató detalles desconocidos sobre el crimen de su marido, Miguel "El Vasco" Lecuna.
Invitada al ciclo Con todo respeto, conducido por Andrea Rincón, Georgina Barbarossa volvió a revivir uno de los capítulos más dolorosos de su vida: el asesinato de su esposo, Miguel “El Vasco” Lecuna, ocurrido en 2001. Con enorme franqueza y manteniendo la sensibilidad intacta, la actriz reconstruyó cómo se desarrollaron aquellas horas trágicas y de qué manera logró atravesar el impacto emocional que le dejó la pérdida repentina de su pareja. Según narró durante la entrevista, su marido regresaba a su hogar cuando fue sorprendido en un intento de robo que terminó de manera fatal. La actriz recordó que “El Vasco usaba un reloj importante, un Rolex, yo creo que fue eso. Fue al azar, se metió en un taxi corriendo para ir a casa, y ahí lo quisieron robar, se defendió, lo acuchillaron y se murió. Se murió. No llegó”. Ese relato, expresado conmovida, marcó el tono del repaso por una de las noches más devastadoras de su historia personal.
Georgina también detalló cómo recibió la noticia y lo que vivió en las horas posteriores a la agresión. Explicó que “me llamaron del hospital Rivadavia, para que vaya urgente, que mi marido había tenido un accidente. Y ya ahí me latió mal o sea, pasó algo malo. Llegué y al poquito tiempo se murió. Yo sé que los médicos hicieron absolutamente de todo para poder salvarlo. Pero fue terrible”. Su testimonio reflejó la mezcla de incredulidad, angustia y desamparo que experimentó en ese momento.
A ese dolor desgarrador se le sumó una situación injusta que la actriz debió enfrentar públicamente: la difusión de rumores infundados sobre su esposo. Barbarossa relató que “la gente salió a decir que Vasco era narcotraficante. Y Vasco no era narcotraficante. Vasco había estado internado un montón de tiempo en una clínica por alcoholismo y adicción. Pero eso no significa que sea narcotraficante. Es lo que todo el mundo empezó a unir”. Para ella, esos comentarios no solo fueron hirientes, sino que también distorsionaron el recuerdo de quien había sido su compañero de vida.
La actriz explicó que, hasta entonces, siempre había mantenido una fuerte reserva sobre su vida privada, lo que dio lugar a interpretaciones erróneas. Señaló que “yo nunca especulé ni nunca hablé, y nadie sabía nada. Y los que sabían se callaban la boca”, lo que para ella facilitó que se levantaran versiones sin sustento mientras atravesaba el duelo. Esa discreción, aseguró, generó un espacio en el que otros completaron la historia con conjeturas ajenas a la realidad.
En la conversación también abordó las dificultades que implicó acompañar a su esposo durante su tratamiento por adicciones. Explicó que “cuando hay un adicto hay un coadicto” y que todo el núcleo familiar debió involucrarse en un proceso terapéutico. Contó que incluso sus hijos, que eran muy pequeños, participaron para comprender por qué su padre había necesitado internación. A modo de ejemplo, recordó que “vos le podés decir a los chicos ‘papá está muy estresado, está internado’. Pero después, no. Después ir y acompañarlo en toda la internación, y después despedirnos y volver con los chicos, era todo…”, relató visiblemente emocionada.
Finalmente, Barbarossa reflexionó sobre la complejidad de los tratamientos y las expectativas que se depositan en ellos. Remarcó que “vos pensás que internaste a una persona y que se curó, y no. Es un paso muy importante porque la persona tiene que querer internarse, tiene que querer curarse, y eso es terrible”. Con esa frase, dejó en claro que el acompañamiento en un proceso de recuperación requiere fortaleza, paciencia y una comprensión profunda de la enfermedad y sus tiempos.
Primicias YaViernes, 21 de noviembre de 2025
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