Una historia que merece ser contada Es Bipolar y tuvo 7 intentos de suicidio: "Estaba sola y sentía voces que me incitaban a matarme"  "Lo más saliente es que tenía ataques de pánico y escuchaba frecuentemente lo que yo llamaba ´las voces´. Estaba sola en una casa que alquilaba y comenzaba a sentir voces femeninas y masculinas que me incitaban a matarme porque mi vida era de completa inutilidad y todos serían más felices si yo no estuviese allí. Frecuentemente iba a fiestas donde bailaba demasiado entusiasmada, para luego sentir culpa y volverme a casa llorando, creyendo que todos habían puesto sus ojos en mí y criticado cómo yo me movía. Siempre fui realmente extraña y mis comportamientos evidenciaban dificultades de adaptación. Me costaba cumplir con la gente, comprometer mi palabra, porque nunca sabía cómo iba a estar al día siguiente. Algunas veces, en tanto, me sentía dichosa y hasta elegida por Dios para alguna misión especial, que acarrearía a multitudes. En realidad, los síntomas siempre estuvieron. Pero a esa edad, ya hastiada de la vida y de los sueños rotos, comencé a procurar reiteradamente quitarme la vida con rimbombantes y desopilantes intentos de suicidio. Lo hice en siete oportunidades. De la última casi no vuelvo".
Mariela Andrea Borgo (43) confiesa que su vida fue muy dura en lo emocional. Llena de ideas extrañas, coqueteo con la muerte y sentimientos frecuentes de inutilidad. Lo que ella misma denomina vivir en una montaña rusa. Sin embargo, dice, siempre fue una chica muy estudiosa y proactiva y pese a que todo le costaba mucho por los altibajos anímicos se la pasó estudiando: la primaria, la secundaria y luego diferentes carreras como Periodismo, Comunicación, Inglés y, más tarde, Historia. "No poder concretar nada en mi vida me iba quitando las ganas de vivir" Mariela, que vive en la ciudad de Monte Caseros (Corrientes), cuenta que entre los 30 y los 36 años tuvieron lugar esos intentos por quitarse la vida. "Yo creo que había sido una persona llena de sueños y de enormes aspiraciones, y ver que todo eso no se concretaba, tener un trabajo para el que no estaba apta psicológica ni psiquiátricamente y no poder concretar nada en mi vida, me iban quitando las ganas de vivir. En cierta oportunidad dejé al lado de mi cama una nota de despedida donde les decía a todos que ahora que yo no estaría podrían seguir adelante sin el problema de mi vida. La verdad es que mis padres y todos me amaban, les hubiera dado la pena más grande de sus vidas si lograba morirme".
Después del último intento de suicidio, pese al estado en el que se encontraba, Mariela logró darse cuenta que necesitaba contar con profesionales que estuvieran cerca suyo. De esa manera, conoció a Paula León (psiquiatra) y a Celia Oberti (psicóloga) quienes trataron su caso en forma interdisciplinaria.
¿Qué es el Trastorno Afectivo Bipolar? A Mariela le diagnosticaron Trastorno Afectivo Bipolar tipo 1 (TAB 1). Se trata de una enfermedad mental severa (por ahora no tiene cura) que afecta a entre un 4% y un 6% de la población mundial que, básicamente, consiste en drásticas oscilaciones de la energía y el humor, entre la euforia (manía o hipomanía) y la depresión, con períodos de eutimia (estabilidad). Es la misma enfermedad a la que anteriormente se llamaba psicosis maníaco depresiva, que antes implicaba institucionalización o internación del paciente.
Cuando escuchó el diagnóstico de boca de su psiquiatra Mariela no tenía idea de qué se trataba la enfermedad, pero investigó en libros y en Internet y hasta armó una carpeta con recortes, junto a su mamá, para que toda la familia la leyera con el objetivo de que pudieran entenderla y saber cómo llevarla. Eso se llama autoeducación y es crucial, también, para la recuperación y mejoría de un bipolar, explica.
"Si se identifican con estos síntomas, pueden llegar a tener un diagnóstico más precoz para no pasar tantos años de sus vidas sufriendo innecesariamente"
"Tener un diagnóstico certero fue sentir algo de seguridad por primera vez en mi vida, aunque no fue el fin de los problemas. La principal razón por la que yo comparto mi historia es esta para ayudar a otros a que, si se identifican con estos síntomas, puedan llegar a tener un diagnóstico más precoz para no pasar tantos años de sus vidas sufriendo innecesariamente".
Encontrar el sentido a la vida Además de las sesiones con su terapeuta y la medicación que le recetaba su psiquiatra, Mariela está convencida que para salir adelante fue muy importante poder ir encontrando ese sentido a la vida que había perdido hacía muchos años.
"Se combinaron una serie de cosas. Pero fue demasiado importante el cambio de tareas que me otorgaron en la escuela donde trabajaba. Pasar de ser docente a trabajar como administrativa en la secretaría me hizo sentir realmente útil, pude descubrir dones de servicio y ayudar a otras personas en sus trámites. Es fundamental encontrar una actividad desde la cual se pueda brindar un servicio y ayudar a crecer a los demás".
A partir de ese momento Mariela comenzó a mejorar la autoestima y la sensación de que alguien dependía, en parte, de ella hizo que empezara a conectarse con cada pequeño momento, con cada cosa simple. "Poder llegar a casa y almorzar con mamá en la más absoluta paz, dar una vuelta con mi novio y darme cuenta que tenemos tantas cosas en común con las cuales divertirnos, ver crecer y ser universitarios a todos mis sobrinos y hasta sobrinos nietos, descubrir un inédito y simple gusto por lavar los platos con agua caliente, mirar una película completa, pudiendo concentrarme en el argumento, saborear la charla profunda con una amiga, entre tantas pequeñas cosas cotidianas".
Manual para entender a Mariela En 2019 Mariela escribió el libro Manual para entender a Mariela. Vicisitudes de una chica bipolar" donde relata su experiencia como paciente de esta patología y propone que con el tratamiento interdisciplinario (de psiquiatra y psicólogo), la medicación correcta, una ocupación acorde a las aptitudes personales y profesionales y un entorno social y familiar de comprensión y entendimiento, se puede llevar una vida útil, dichosa y estable.
"Es un libro escrito con desgarradora sinceridad, que por momentos hasta podría considerarse un sincericidio. Pero creo que esa es la única manera de poder ayudar a mis semejantes, y a las personas que aman a sus afectos bipolares, realmente", confiesa.
"No habrá sido fácil enfrentar prejuicios y rótulos: no habrá sido fácil tener que soportarnos a los terapeutas y nuestros cambios de paradigma....no habrá sido fácil sentarse en mi sala de espera la primera vez que vino a verme. Y nada fácil seguir viniendo en momentos de desesperanza. Pero me alegra que lo haya hecho. Y me alegra que hoy se llene de coraje para contarles a otros lo que atravesó y que se anime a contarles qué se siente. Me parece que lo más valioso de este libro es el ejemplo de quien atravesando tempestades, ha enfrentado sus fantasmas para buscarse a sí misma y ha decidido ser feliz a pesar de todo. Y que ha decidido contar su historia para que otros se reflejen y, si se sienten identificados, elijan también buscarse a sí mismos y descubrir que con el acompañamiento adecuado siempre se puede (y se debe) intentar ser feliz. A pesar de todo", escribe en uno de los prólogos la psiquiatra Paula A. León.
Mariela es una "caja" de habilidades, de estrategias, de proyectos por cumplir, de tesoros que ni aún ella reconoce que los tiene. Es un transitar constante de ciclos que empiezan con palpable entusiasmo y acaban con la misma sensación. Porque tanto los comienzos como los finales, para ella, denotan un desafío enfrentado con absoluta firmeza. Y en medio del caos. la resiliencia, su búsqueda constante de salud mental, porque hasta en los momentos más oscuros y dolorosos, esos donde duele hasta la piel, ella logró asomarse, encontrando los recursos necesarios hasta para aprender nuevamente a respirar. Porque incluso en medio de las situaciones más intensas que puede atravesar el ser humano, como es el deseo convincente de morir, ella emerge, escribe María Celia Oberti, Lic. En Psicología, en otro de los prólogos del libro.
"Me encanta esta versión de mí misma" Actualmente, Mariela se siente afortunada y agradecida por la vida que tiene. Plena. Dichosa. Feliz porque haber conocido el infierno la hace valorar "descaradamente" la paz.
"Me encanta esta versión de mí misma. Creo que me he vuelto una mujer de casi 44 años confiable, útil en mi comunidad, que ama despertar cada día con palabras de gratitud por esta nueva oportunidad de vivir. Desfruto mucho de mi tiempo libre, leo, escribo, salgo a navegar por nuestro hermoso Río Uruguay. Vivo cómoda y felizmente y amo cada día más a los míos", sonríe. Y agrega: "Me gusta levantarme sin despertador, caminar, leer, escribir, pescar, navegar, salir a cenar, charlar profundamente con una amiga, ir al psiquiatra y a la psicóloga, tomar sol, pasear por mi pueblo, hacer viajecitos de escapada".
¿Qué mensaje les darías a las personas bipolares? "Los bipolares somos esencialmente libres y muy creativos. Necesitamos encontrar aquello en lo que nos sintamos cómodos y útiles. Esfuércense queridos amigos por descubrir una vocación y trabajar en eso. Vean sus aptitudes y dónde pueden usarlas mejor para servir a otros. Aférrense a su tratamiento y a la vida. Porque sólo mientras estamos vivos, la magia puede ocurrir".
Por: Alejandro Gorenstein La NaciónSábado, 2 de enero de 2021
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