Ciclo escolar 2016 ¡Feliz comienzo chicos!!!  Este lunes los niños y niñas entrarán nuevamente a clases y este suceso que se repite después de cada temporada de vacaciones y que no deja de ser muy, pero muy interesante, en muchos de ellos provoca situaciones de estrés que se manifiestan con miedo, inseguridad o mucha tensión que pueden afectar la salud.
  Por ello, en este regreso a clases debemos prepararlos para este momento tan importante para ellos y ellas y tomar en cuenta que los primeros días, siempre son decisivos para su desempeño escolar durante todo el año.
   - Si es la primera vez que van a la escuela, el temor es total, sobre todo por la separación de los padres, la incertidumbre de un “supuesto abandono”, el desconocimiento de lo que es un sistema educativo, el conocer a un maestro o maestra que quién sabe cómo será y el enfrentamiento con muchos otros niños y niñas desconocidos no es nada fácil de enfrentar.
  - Si regresan a nuevo ciclo escolar, el conocer al nuevo maestro o maestra y pensar en cómo será su relación con ellos y el extrañamiento del docente anterior (aunque la relación no haya sido del todo buena).
  - El reencuentro con los amigos queridos, pero también con los compañeros que no caen bien o peor aún con los que se tuvo algún problemita durante el año anterior.
  - La emoción de estrenar mochilas, uniformes, libros y todo tipo de útiles escolares que se presumirán a los demás.
  - El temor a la disciplina que de alguna forma se rompe durante las vacaciones y que acarrea presiones a todos los familiares.
  - La frecuente aversión a las tareas escolares.
  - Experiencias previas no gratas en la escuela o con pasados maestros o compañeros.
  - La presión en la escuela, la casa, las clases especiales y el control del tiempo minuto a minuto.
  Es importante comprender que las vacaciones han permitido el cambio de ciertos hábitos, tanto alimenticios como del sueño, así como en la disciplina y los horarios, por lo que es necesario que se vayan ajustando poco a poco, antes del tan ansiado y a la vez tan temido día de regreso a clases.
  Y para que todo marche bien, sugerimos lo siguiente:
  - hablar con ellos sobre la importancia del regreso a la escuela y determinar con ellos lo que se espera de este año y cómo piensan lograrlo.
  -Plantear el regreso a clases como algo positivo y muy importante.
  - Escuchar sus temores, dudas, intereses y expectativas con mucha atención y orientarlas respetuosamente en todo momento.
  - Establecer y respetar los horarios para levantarse, dormirse, alimentarse, tomar clases especiales, hacer tareas y jugar o entretenerse.
  - Responsabilizarlos sobre el cuidado de sus útiles escolares, el arreglo diario de sus uniformes o ropa de escuela, así como de la solución de sus tareas escolares para evitar el desorden que es causante muchos problemas y tensiones familiares.
 
  - Estar pendientes de todos los cambios posibles de conducta o actitud que puedan ser manifestaciones de algún problema no resuelto en la escuela o en su vida personal.  Tener en cuenta que los problemas para ellos son tan grandes e importantes, como lo son los nuestros.
  - Tener todo listo para que las prisas no sean otro motivo de estrés, salir a tiempo para evitar cualquier inconveniente. Pero también durante el año escolar hay que vigilar conductas que nos pueden indicar que los niños y niñas no se encuentran bien en la escuela, como:
  - Llorar todos los días al entrar a ella.
  - Orinarse cuando ya han logrado controlar este reflejo. - Simular o presentar dolor de estómago, cabeza, náuseas y otros todos los días.
  - Sentirlos desmotivados y tristes cada vez que salen de la escuela.
  - Quejarse continuamente ante los padres sobre la conducta de maestros o compañeros.
  - Presentar algún signo de violencia o golpe.
  - Detectar baja de calificaciones sin motivo aparente.
  Ante estas señales es importante:
  - Escuchar a los niños y niñas, atender a sus quejas y darles credibilidad hasta que se demuestre lo contrario.
  - Hablar con maestros y directores y comentar los cambios de conducta inesperados.
  - Ayudarlos y orientarlos en sus requerimientos.
  - Estimularlos y felicitarlos ante sus éxitos y orientar sus fracasos y errores para que aprendan de ellos.
 
  Hay que recordar que serán muchos los años que los niños estarán en la escuela y que esa debe ser una etapa de aprendizaje saludable y placentero y no de angustia y temor.
  Fuente: Cuide su Salud 
  Lunes, 29 de febrero de 2016 								
							 
							      
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